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Una economía circular moderna pasa por la participación de todos los eslabones de la cadena: empresas, administraciones y consumidores.

En los últimos años la cultura del reciclaje en España ha ido evolucionando, pero aún existen muchas áreas de mejora. Además de seguir trabajando en la concienciación ciudadana y educación ambiental, es fundamental hacer evolucionar los sistemas de recuperación y tratamiento existentes para lograr la recuperación de una mayor cantidad de materiales y de mejor calidad. En este sentido, las administraciones públicas y el sector privado deben seguir trabajando conjuntamente para desarrollar e implementar políticas más efectivas de reciclaje.

Los ciudadanos están cada vez más concienciados con la separación de residuos y con el reciclaje, y esto ha llevado a una significativa reducción de material que va a parar al veredero, pero hay algunas asignaturas pendientes en las que hay que seguir trabajando si queremos cumplir con los objetivos medioambientales, además de avanzar hacia una economía circular moderna. Es menester continuar explorando fórmulas que incrementen la participación del ciudadano en la recogida separada, debido a que todavía existe un desconocimiento importante de qué ocurre después de que se deposita la bolsa de residuos en los contenedores. Los servicios de recogida y tratamiento de los residuos tienen costes importantes que pueden recaer en los productores y/o en los bolsillos de los consumidores. Por eso, cuanto mejor sea la participación de todos, más se asegurará su aprovechamiento posterior y, por consiguiente, el proceso será más eficiente y los costes asociados menores. La gestión de una comunicación coherente, constante y eficiente, que permita dar a conocer los resultados positivos sobre el medio ambiente, la salud y la economía cuando todos participamos es fundamental. Es fundamental ganarnos la confianza del ciudadano, a fin de participe activamente y también es necesario agradecer su esfuerzo.

Mejora en la reciclabilidad

Las empresas, por su parte, tienen que poner el foco en conseguir que los envases sean reciclables o reutilizables para 2030. Para ello, tienen que trabajar en mejorar la reciclabilidad de sus envases y explorar las posibilidades de utilizar envases más sostenibles. El 80 % del impacto ambiental de los envases se define en la etapa de diseño; por tanto, es necesario que se dediquen esfuerzos para optimizar los envases y minimizar los impactos ambientales en su conjunto. En este sentido, para establecer estrategias sólidas de ecodiseño, necesitan conocer el comportamiento del envase en cada etapa del proceso de recuperación y reciclado. Los gestores también deben disponer de tecnologías de clasificación y tratamiento adaptadas a los diferentes tipos de residuos de envases y a los nuevos requerimientos de calidad que se les exige a los materiales reciclados. La mejora de la reciclabilidad es un trabajo en conjunto, donde todas las partes son importantes y de su participación depende el éxito de todo el proceso.

De hecho, tan solo quedan seis años para lograr que todos los envases sean reciclables y siempre que se pueda, reutilizables. La reutilización es un reto muy exigente para productores y distribuidores.  Es imperativo que los envases cumplan la función de protección del producto y evitar un impacto ambiental aún mayor, es decir, que el envase sea inservible y finalmente se acabe perdiendo el producto. La reutilización requiere estudios de análisis de ciclo de vida, para determinar bajo qué circunstancias son opciones con menor impacto ambiental, además de salvar la complejidad logística de su implantación.

Otro desafío al que nos enfrentamos es la exigencia de la incorporación de material reciclado en los envases. Para ello es necesario un reciclado de alta calidad y mayores controles, en especial cuando se trata de un material reciclado en contacto con alimentos. Entonces se hace esencial que los procesos de aprobación por parte de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria se agilicen sin perder rigor, para que un mayor número de polímeros reciclados cumplan los requisitos de calidad alimentaria, se puedan utilizar rápidamente permitiendo cerrar el círculo de la economía circular.

Participación de todos

La única forma de dar un paso adelante para lograr una economía circular moderna pasa por la participación de todos los eslabones de la cadena: empresas, administraciones y consumidores. Todos tienen un importante papel que jugar para que la economía circular siga avanzando. Si los ciudadanos no depositan los envases en los contenderos adecuados, estos no llegan a las siguientes fases del proceso y su funcionamiento no resultará eficiente, ni en costes, ni en calidad, ni mucho menos en la reducción de su impacto ambiental. Las administraciones municipales son clave para esa concienciación y facilitar la recogida, las empresas productoras en diseñar envases más sostenibles y en los SCRAP en facilitar que toda la cadena funcione y que todo el proceso se ejecute al menor coste posible, con la máxima eficacia y eficiencia.

La meta es lograr que en el 2030 todos los envases sean reciclables o reutilizables, y que los envases reciclables, efectivamente se reciclen. Por eso, las empresas han de apostar por el ecodiseño, no solo para cumplir con las normativas vigentes, sino también para las que están por venir, y por responder a la demanda de un público cada vez más responsable. Así, entre todos, lograremos completar el circulo de la economía circular.

 

Carmen Sánchez García de Blas, presidenta del Consejo de Procircular y directora general de Reclay Iberia

(www.industriambiente.com)